Ganamos la guerra


Me agarro a ti
y respiro.
Te siento latir
en medio de esta tristeza serena.
Me sonríes desde el otro lado
de la magnificencia de la memoria.
Ganamos la guerra,
princesa...
ganamos la guerra.

Y qué extraña paz pensar
que nos dimos todos los gestos,
todas las palabras
y aprendimos
que la vida no termina en un silencio.
Que pensar en ti es saber que existes,
que esta tormenta no nos nubla el cielo,
que ahora vivo con el doble de intención.

Porque me agarro a ti
y respiro.
Y el aire llena de tu aroma
todos los recuerdos que atesoro
y que nunca asolará el olvido.
Y aunque es duro arrastrar la pena,
aunque es un peso crudo en las entrañas
que al respirar hace crujir el corazón,
esta pena lleva tu calma a mis ojos
y el agua se convierte en un bautismo
de un camino distinto
contigo en la cima de mi amor.

Mi vida se ha quedado huérfana,
pero no han logrado arrancarme
ni un mísero pedazo de corazón;
pues ahora vivo con el doble de fuerza,
ahora en mi pecho laten dos.

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