tras el cristal
pasan diecisiete vientos
que ponen en la cima
demasiadas noches de silencio
vueltas, boca abierta,
y cierto temblor en los sueños
que no saben personarse
en carne y hueso
grito gracias
entre aturdidas lágrimas confusas
que no saben bien por quién llorar
vivo del aire cerrado
que sale de mis pulmones
amargo, destronado
de mis propios días
acusado de maltratar el presente
asido de mi mano
ya no tiene nada que ver
contigo, conmigo,
con el resto
y si me grito ante el espejo,
quizás despierte cada cierto tiempo
enfundada en mentiras que he cosido
verso a verso
y que configuran mi verdad más absoluta
quizás despierte
para decirme que todavía existo,
aunque no me encuentre
Comentarios
Publicar un comentario