Pero el amor....


Amarte.
Rozar tu corazón con una suerte delicada
de besos en el aire,
vivir atrapada en la tendencia misteriosa
de ese arte que escondes
en tus labios;
ese beso
que aún no ha terminado.
Detrás de las razones puramente artificiales,
estoy yo, con el alma abierta,
coleccionando despertares lejos de tus manos,
pero sentada en la cima de tus ojos,
observándote.
Llevo las uñas afiladas pintadas de color sangre,
y he escrito la tarde de lujuria en un papel
que no deja leerse, porque el orgullo
de sentir esas caricias en mi pecho
se esconde detrás de las palabras.
Conoces mi cuerpo sin tocarlo,
los deseos de tu lengua
(los que no hablan)
se nublan en el eco de un gemido
que amanece retorcido bajo el tiempo
que nos hizo amantes sin ases en la manga.
Sólo dos bocas, un alma, un cuerpo a cuerpo.

Pero el amor, que dijo Julio, esa palabra…

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